A veces, en mitad de nuestra rutina diaria, en lo que puede ser el conocido trayecto de vuelta a la comodidad del hogar, nos vemos atrapados durante unos segundos en un momento extraño, un hito en el tiempo y el espacio que parece vacilar, como haciendo equilibrio, entre la fantasía y la realidad. En ocasiones, ese instante no tiene otro hecho más particular que el de hallarnos completa y asombrosamente solos y, claro, eso impide que tengamos siquiera un testigo presencial con quien compartir el momento exacto en que la malla tetra-dimensional que nos rodeaba pareció rasgarse y, por un solo segundo, ¿o fueron mil?, ofrecer a nuestros ojos algo más, pues vivimos en uno solo de múltiples universos, cobijados en una agradable realidad de cinco sentidos que no es sino una de las muchas caras, una burda aproximación, de una realidad mucho más compleja, rica y sutil. Luego, pasado ese momento, el cronómetro vuelve a ponerse en marcha, un desconocido irrumpe en la escena, un perro ladra en la calle y el llanto de un niño o el claxon de un coche nos deja de golpe, como un paracaidista que toca tierra, en el mundo que siempre ha sido y siempre fue, el que vemos y tocamos, el que escuchamos y saboreamos. Una ilusión, eso fue todo, sólo una extraña percepción. Pero no puedo evitar imaginar al hacedor de mundos graciosamente enternecido al contemplar el asombro que por ese instante recoge nuestro rostro lívido y extasiado, antes de echarse a reír, cerrar la puerta que ha abierto sin querer y continuar jugando con sus supercuerdas de once dimensiones.
4 comentarios:
Hace mucho que no tengo uno de esos instantes y me acabo de dar cuenta que los echo de menos.
La foto me ha recordado la peli de Tom Cruise, que espera con una chica que el metro se vacie para entrar en la doceava cuerda.
Qué cabrón!, juraría que estas hablando de "Risky Bussiness", no es así, Jordi?. Jo, es de mis películas favoritas, la considero el culmen del, llamémoslo así, "cine adolescente de los 80", donde esta vez el protaginista no es el High School sino directamente esa etapa, la adolescencia. Además tiene una fantástica banda sonora, centrada en la canción instrumental de Tangerine Dream que precisamente suena en la escena que tu describes: "Love on a real train", apoteósico!, ¡de lo mejorcito que he escuchado nunca!
Di la verdad: retenías a todos los pasajeros del vagón detrás de ti para poder hacer la foto, no?
Cierto,... y lo peor es que no querían colaborar los muy... les pedí educadamente que se mantuvieran fuera de la foto pero finalmente fue mi compañera de cañón recortado quien los convenció! ;-))
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