Recientemente, en una breve estancia de 4 días en Madrid, en casa de mis padres, cayó en mis manos un viejo manual que en su momento, años ha, debió venir como regalo de alguna revista financiera que mi padre, muy aficionado a la bolsa y las finanzas, compraría persuadido o esperanzado de encontrar allí alguna clase de panacea predictiva o sortilegio infalible para los ahorros familiares.
Puesto que hallé el manual abandonado en un estante y cubierto de polvo, doy por hecho que a mi padre no le fue muy útil pero he aquí que su título, “Manual de las Ondas de Elliot”, atrajo sin embargo mi curiosidad. Debo explicar que como físico que no ejerce, la palabra “onda” me pone a tono, y cuando al abrirlo descubrí además que en sus últimas páginas mencionaba cierto soporte matemático, no tuve otro remedio que raptarlo inmediatamente y traerlo a Barcelona.
Hoy, yendo al trabajo en el traqueteo monótono de un vagón de Cercanías, lo fui leyendo y desgranando con auténtico asombro y curiosidad. Curiosidad, porque cabe en seguida preguntarse si un libro que describe y analiza el vaivén de los mercados, hasta el punto de dar una predicción que asegura fiable, pudo o podría haber predicho el rumbo o tendencia de las bolsas previo a la actual crisis financiera, evitando así el descalabro de muchos. Y asombro, porque, desde la primera página, el método y el análisis descrito por Elliot parecía tan, tan simple…
Básicamente y para no aburrir a nadie, la Teoría de las Ondas de Elliot describe la evolución del mercado en el tiempo como una composición sencilla de 8 ondas, 5 alcistas y 3 bajistas, clasificadas como impulsivas o correctoras según vayan a favor o en contra de la tendencia del conjunto de 8. La primera decepción fue comprobar que el tal Elliot (economista, 1871-1948), que no debía saber realmente lo que era una onda, ni trasversal ni longitudinal, utilizó indecorosamente ese nombre para describir tramos rectos en el tiempo, de pendiente positiva (ondas impulsivas a favor de la tendencia) o negativas (ondas correctivas en contra de la tendencia), y cuyo conjunto global sí toma la forma de ondas con periodicidad variable, de ahí la asociación, supongo. A cambio de mostrarnos esta burda simplificación, toda ella resuelta gráficamente, sin una sola ecuación matemática, Ralph N. Elliot nos regala un concepto elegante que hoy resuena en oídos de todos pero que en su época debió ser seguramente muy meritorio: la idea de que su ciclo de 8 ondas se repite dentro de un ciclo o estructura mayor con la misma forma, el cual a su vez se repite idéntico dentro de un ciclo aún superior, etc. En definitiva: una estructura fractal.
Puesto que hallé el manual abandonado en un estante y cubierto de polvo, doy por hecho que a mi padre no le fue muy útil pero he aquí que su título, “Manual de las Ondas de Elliot”, atrajo sin embargo mi curiosidad. Debo explicar que como físico que no ejerce, la palabra “onda” me pone a tono, y cuando al abrirlo descubrí además que en sus últimas páginas mencionaba cierto soporte matemático, no tuve otro remedio que raptarlo inmediatamente y traerlo a Barcelona.
Hoy, yendo al trabajo en el traqueteo monótono de un vagón de Cercanías, lo fui leyendo y desgranando con auténtico asombro y curiosidad. Curiosidad, porque cabe en seguida preguntarse si un libro que describe y analiza el vaivén de los mercados, hasta el punto de dar una predicción que asegura fiable, pudo o podría haber predicho el rumbo o tendencia de las bolsas previo a la actual crisis financiera, evitando así el descalabro de muchos. Y asombro, porque, desde la primera página, el método y el análisis descrito por Elliot parecía tan, tan simple…
Básicamente y para no aburrir a nadie, la Teoría de las Ondas de Elliot describe la evolución del mercado en el tiempo como una composición sencilla de 8 ondas, 5 alcistas y 3 bajistas, clasificadas como impulsivas o correctoras según vayan a favor o en contra de la tendencia del conjunto de 8. La primera decepción fue comprobar que el tal Elliot (economista, 1871-1948), que no debía saber realmente lo que era una onda, ni trasversal ni longitudinal, utilizó indecorosamente ese nombre para describir tramos rectos en el tiempo, de pendiente positiva (ondas impulsivas a favor de la tendencia) o negativas (ondas correctivas en contra de la tendencia), y cuyo conjunto global sí toma la forma de ondas con periodicidad variable, de ahí la asociación, supongo. A cambio de mostrarnos esta burda simplificación, toda ella resuelta gráficamente, sin una sola ecuación matemática, Ralph N. Elliot nos regala un concepto elegante que hoy resuena en oídos de todos pero que en su época debió ser seguramente muy meritorio: la idea de que su ciclo de 8 ondas se repite dentro de un ciclo o estructura mayor con la misma forma, el cual a su vez se repite idéntico dentro de un ciclo aún superior, etc. En definitiva: una estructura fractal.
“Es hermoso. Dudosamente cierto –pensé- pero hermoso”. Sin embargo, como quiera que el manual seguía clasificando y aludiendo a una serie de reglas muy deterministas que a un físico moderno siempre le repulsan un poco, y como quiera que cada vez quedaba menos para que el tren se detuviese en mi parada, a medida que avanzaba en la lectura del libro empecé a despreocuparme de la descripción de esta “teoría de ondas”, que como digo era muy simple, y a buscar con encono la causa física, real, que lleva a un hombre a decir que el comportamiento de los mercados financieros es periódico, fractal y predecible. Es decir: ya me ha dicho usted, Mr. Elliot, cómo se comporta el mercado –y sin entrar a confirmar aún si esto es cierto y si funciona-, dígame ahora POR QUÉ, según usted, se comporta así.
Y entonces, ¡oh, alados querubines que oigo de pronto cantar entre nubes algodonadas!, ¡suena la música celestial y bailan los planetas!, aparece al final de este manual que devoraba sin piedad antes de alcanzar la estación de Gavà, nada más y nada menos que la sucesión de Fibonacci.
0, 1, 1, 2, 3, 5, 8, 13, 21, 34,… esta sucesión de números naturales, desconocida en Occidente hasta 1202 pero conocida en Oriente desde muchos siglos antes, tiene tal cantidad de propiedades (http://es.wikipedia.org/wiki/Sucesi%C3%B3n_de_Fibonacci#Propiedades_de_la_sucesi.C3.B3n) que a pesar de ser todas ellas contrastables matemáticamente, rozan el concepto de lo mágico. O díganme si no parece magia que cualquier número natural pueda ser descrito como la suma de un número finito de términos de la sucesión de Fibonacci, o que el cociente de dos términos consecutivos de esta sucesión oscile alternativamente conforme ascendemos en el orden de los términos hasta alcanzar, en el límite, el denominado número áureo, 1.6180339887… pero, sobre todo, díganme si no parece magia que las hojas de los árboles dispongan su ordenación alrededor del tronco en base a este número dorado, que la relación de abejas macho y abejas hembra en un panal contenga ese mismo número, que esté presente en la moléculas de ADN, en la espiral de los caracoles y en el átomo y en la órbita de los planetas y en la organización neuronal del cerebro… y por favor no me hagan seguir porque al entender todo esto estuve a punto de saltar del tren en marcha y correr campo a través gritando “¡¡Arrepentíos!!, ¡¡¡arrepentíos hombres de poca fe porque el Juicio está aquí!!!” ;-)
Afortunadamente cuenta uno con cierta educación coercitiva, cierto escepticismo bien aprendido durante años de estudio en la facultad, que ayuda a mantener la cabeza en su sitio. En mi opinión, el Sr. Elliot, genio o tunante, debió en cambio perder la suya cuando decidió argumentar que su Teoría de Ondas para el mercado bursátil era una consecuencia de la sucesión de Fibonacci aplicada al comportamiento de las masas, un resultado lógico de los hombres como especie concentrándose en torno a la compra y venta de activos. Si el caracol y el árbol y los planetas participan de la serie de Fibonacci –dijo Elliot- ¿por qué no iba la raza humana y su juego especulativo del siglo XX a participar también de él?
A la espera de lo que puedan decir Eulogio, o Nacho, compañeros de facultad que han trabajado y trabajan precisamente en teorías matemáticas de predicciones de mercado, y que podrán tal vez aportar jugosos comentarios en base a su experiencia, tengo que dar mi opinión: (¡porque este blog es mío!, y porque uno nunca debe dejar pasar la oportunidad de ser el único que habla, mientras los demás callan ;-)
Sobre la naturaleza y la sucesión de Fibonacci: existen efectivamente numerosos casos en la naturaleza cuya estructura contiene bien la serie de Fibonacci, bien el número áureo o una forma fractal. Lejos de ser una coincidencia sorprendente, creo que no es otra cosa que el resultado de buscar un camino óptimo, sencillamente el camino que sigue la evolución, entendida esta como una búsqueda continua del mejor método que garantice la supervivencia, no porque exista una “voluntad” de sobrevivir en la naturaleza sino sencillamente porque lo que no sobrevive perece y deja de existir. Así, los árboles disponen sus ramas para que todas sus hojas reciban un máximo de insolación, los helechos tienen esa estructura fractal para maximizar la superficie de traspiración en el mínimo volumen y, de la misma forma que las cosas vivas sobreviven sólo si encuentran ese camino óptimo, lo inanimado no llegan siquiera a existir (o lo hace por poco tiempo) si no es estable, es decir, si no cumple relaciones o proporciones naturales que garanticen esa estabilidad y permanencia, y que devienen, en última instancia, de leyes conocidas o no tan conocidas, como ocurre en cosmología, pero siempre físicas, no numerológicas. Es decir, ya superamos a Pitágoras, y hay una razón para la forma que adquieren las cosas y sí, es cierto, también algunos números óptimos, áureos, pero siempre como consecuencia de razonamientos o principios lógicos, como el de mínima energía o el de máxima entropía, de ecuaciones naturales como las de la Relatividad que carecen tal vez de la magia oculta del pentagrama pero no de una asombrosa belleza.
Sobre la Teoría de Ondas de Elliot: se trata de una teoría basada en la observación detallada de las variaciones del mercado por un sujeto minucioso que elaboró una forma sencilla e irreal de predecir el valor futuro del mercado y quiso excusarse por su temeridad buscando una explicación harto complicada, asombrosa y de nuevo irreal: autosemejanza y fractales en las fluctuaciones del mercado, la serie de Fibonacci apareciendo como medida para predecir el futuro de la renta variable y el número áureo coaccionando el libre albedrío del ser humano y de la naturaleza estocástica del planeta en que vivimos. ¡Por dios!, a veces un huracán destroza las cosechas de aceite de palma y las acciones de éste bajan arrastrando a todo el sector agroenergético, o un avión se estrella y la aerolínea propietaria o la empresa fabricante entran en picado. Incluso que el presidente de los Estados Unidos se lo monte con una becaria en el despacho oval puede repercutir en la bolsa… ¿sigue la lascivia de Bill Clinton la sucesión de Fibonacci?, ¿hemos de creer en el misterio de la numerología o admirarnos por el contrario con la belleza de las matemáticas y la alternancia de lo simple y lo complejo en el tejido mismo de la naturaleza?. La teoría de las Ondas de Elliot es una idea que científicamente resulta absurda, incluso ofensiva a la inteligencia, que se nutre de verdades parciales bien contrastadas y comprobadas para diversos fenómenos, pero que es falaz en lo fundamental: su explicación causal. Pero voy más lejos: creo que esta teoría, elaborada por Elliot durante los años 30, en la monotonía de los Estados Unidos sumidos en la “gran depresión” y, por tanto, sin demasiado componente de azar, fue rescatada en los años 70 para que alguien sin ideas propias y una gran capacidad para la especulación gratuita pudiera escribir un libro al respecto (¿Prechter?, ¿Frost?) y ganar una buena suma sin mayor dificultad ni dignidad que la utilizada por un famosillo de “Gran Hermano” que anuncia en TV su primer y único disco antes de que el mundo olvide su rostro para siempre. Aún así, hay muchos que piensan diferente (igual que hay muchos que opinan que el hombre nunca ha estado en la Luna) y no sería justo no dejar aquí este video:
http://www.youtube.com/watch?v=RE2Lu65XxTU
Mi tren se detuvo en la estación de Gavà justo después de que yo terminara de leer el manual de las Ondas de Elliot pero, debido a un retraso "impredecible", aunque frecuente en RENFE-Cercanías, perdí el minibus que me hubiera llevado al Centro de Control. Así que mientras esperaba en la acera desierta el paso de un nuevo trasporte, pensé en escribir esta entrada en mi blog y lanzar la pregunta a quienes tal vez puedan y se atrevan a responderla: ¿es realmente efectiva la Teoría de Ondas de Elliot?, ¿ha demostrado ser válida día a día?, ¿predice Crisis o cambios probables del mercado?, ¿ayuda a alguien a ganar dinero por otra razón que no sea la información anticipada que del mercado posee esa persona?. Porque si la respuesta a estas preguntas es afirmativa, creo que en mi próximo viaje en tren saltaré desnudo del vagón de cola y correré por la campiña catalana como mi madre me trajo al mundo para proclamar la buena nueva y convertirme, como el Lancelot de Excalibur, en un descreído barbudo que vaga sin rumbo por la Tierra.
12 comentarios:
me parece q esas predicciones económicas no tienen ni pies ni cabeza. Ya conocïa el tema y es de risa.
JP
ahora entiendo la causa de que nunca te estiras para pagar el café,
Tal como yo lo veo, no tiene demasiado sentido, salvo en un punto: si los inversores creen que el mercado se comporta como esas ondas de Elliot e invierten en consecuencia, entonces el mercado tenderá a comportarse de esa forma.
Todos los mercados financieros se basan en gran parte en lo que los actores del mercado crean que este es. Y, si no creen, se derrumba.
Yo estoy con Nacho.
Te encuentras constantemente análisis de gráficas en las que tratan de ver ondas de elliot. Si las ves tu no pasa nada, pero como las vea Soros....
Yo creo que estas teorias son muy utiles para ganar dinero a corto plazo, y la gente lo hace...
Obviamente en periodos turbulentos, no vale de nada..., como muchas conclusiones físicas que no valen de nada si las condiciones no son las adecuadas.
Bolsa, fractales, ondas... me recuerdan aquellos viejos tiempos en los que nos saltábamos clases para realizar cosas útiles...
Tal y como yo lo veo la bolsa no es más que un juego con el que se juega con la probabilidad. Si te sale bien ganas, sino pierdes. Cómo todos estos juegos siempre puede haber modelos que te hacen predecir el comportamiento del conjunto, pero nunca del elemento individual, por lo que esa teoría es tan buena como cualquier otra teoría que se saquen de la manga.
Lo que habría que tener claro es que todos estos modelos serán fiables cuando la Teoría de los Grandes Números sea realmente aplicable, y sinceramente aunque 100 millones de personas jugando simultáneamente a la bolsa en todo el mundo puede parecer mucha gente, no me parece que sea un número lo suficientemente grande como para confirmar que la TGN se aplican sobre ellos.
Este tema, aunque desde otro punto de vista, lo tocó Asimov en la saga de la Fundación, y en la que se precisa de los Trillones de habitantes de la galaxia para predecir el curso general de la Humanidad; y aún así el surgir de un sólo individuo diferenciad del resto a punto está a punto de destruir los grandes planes de progreso y prosperidad.
Esto último equivale en la bolsa a las mamadas de Lewinski
Pon un Fibonacci en tu vida para ser feliz. Con esto se pòdria hacer pasta larga: peluches Fibonacci, tazas de te Fibonacci, camisetas Fibonacci, alfombrillas para el mouse...
Muchas gracias a todos por vuestros comentarios. Muy buena tu observación, Nacho, y muy buena tu alusión, Jaime, a la psicohistoria de Hary Seldom en "La Fundación" de Asimov. Gracias también a los que me habeis escrito por correo, como mi primo Luis. En general observo que todos sois bastante escepticos. Yo, personalmente, después de leer la Teoría de Ondas de Elliot, me reafirmo en que es un auténtico camelo, por las razones que doy en este blog. Que algunos (o muchos) profesionales lo usen en sus predicciones, realmente no me hace cambiar de opinión ya que nuestra sociedad está llena de ejemplos de profesionales haciendo uso de teorías falaces o cuando menos inocuas y sin embrgo logrando ponerlas de moda: en psicología el psicoanálisis era el no va más y ahora no va a ningún lado(¿es que ya no es efectivo?), en las empresas se contemplan jerarquías planas, luego verticales y luego otra vez horizontales. Lo que tienen en común todas estas teorías es que no tienen de científicas más que el nombre, la imitación del lenguaje de la ciencia, pero sin nada de todo lo demás. La mejor prueba de que no funcionan es que no todos están de acuerdo en confirmarlas. En ciencia en cambio... la gravedad apunta hacia el centro de un objeto masivo esférico (planeta? ;-) y por mucho aparato matemático y teorema de Gauss que echemos a su alrededor, se acepta porque en todas partes y en todo momento se comprueba, por cualquier actor, que esto, efectivamente, es así. Cuando uno habla así, alabando las virtudes de la ciencia, suena dogmático y los infieles (que son unos infieles!) suelen tacharte de cerrado, poco imaginativo, etc. pero ya lo decía Carl Sagan: el científico tiene que saber admirarse de la maravilla del mundo (como lo que uno siente al ver la serie de Fibonacci o el número aureo en diversos ejemplos de la Naturaleza) pero nunca debe abandonar la que es su mayor virtud y de la que además carecen otros grupos sociales fuera de esta disciplina: el escepticismo. El escepticismo, decía Carl Sagan en "El mundo y sus demonios", es una virtud del hombre de ciencia, no un defecto.
El comportamiento individual, si que puede ser impredecible. Pero el comportamiento de las masas, como las ondas de Elliot tratan,es muy predecible. Un gráfico de bolsa no es más que el comportamiento de un grupo de personas.
En medicina también se utilizan las ondas de elliot. Predicien con mucho acierto el comportamiento de un paciente a la hora de seguir un regimen alimenticio.
Un saludo.
Perdéis de vista un detalle muy importante.
Nunca, jamás una noticia tendrá efecto directo sobre el mercado. El mercado se mueve solo con las órdenes que introducen los partícipes, no con las noticias.
Por tanto, todo evento llegará al mercado en forma de órdenes de compra y de venta que son producto de la interpretación de dichos eventos por parte de los partícipes.
Los participes, que son personas que sienten y padecen, tienen cada uno su propia ideosincrasia y sus propias circunstancias.
Si yo soy accionista de una empresa que acaba de encontrar la vacuna contra el SIDA, y gracias a la noticia yo ya voy ganando un 200%, es posible que quiera realizar ya beneficios. Y otros que aun no son accionistas, pensando que aun le quedará recorrido al alza, querrán comprar.
Elliott no predice nada, ni lo pretende, siempre hay un recuento alternativo por tanto no es determinista. Elliott simplemente describe como se mueve el mercado, y es muy bueno para hacerse una composición de lugar. Es una herramienta, un sistema de referencia, no una bola de cristal.
¿Por qué todo el mundo le exige a Elliott que adivine el futuro? No lo entiendo, no se le pide a ninguna otra teoría.
El descubrimiento más importante de Elliott fue que dado que todo movimiento del mercado lo genera el conjunto de partícipes, el estado de ánimo de éstos influirá en dicho movimiento. Así cuando reina el optimismo, las malas noticias apenas afectan o incluso se ignoran, magnificando las buenas. El mercado sube.
Cuando reina el pesimismo, pasa al revés.
Muy buenos días. Soy un inversor de bolsa ya con cierta experiencia, nunca se si es suficiente, pero ya acumulo cierto tiempo observando e invirtiendo dinero en los mercados.
Yo era de los que siempre he pensado que Elliot no tenía ninguna lógica porq podría conducir a más errores q aciertos al tener q cambiar continuamente los recuentos sobre la marcha y q en el fondo no tenía ninguna lógica.Eso era porq no lo entendía en profundidad.
Lo que siempre he tenido claro es que por el hecho de q yo no encuentre la lógica a una teoría no quiere decir que no la tenga. Hay q ser siempre humildes y pensar q puede tenerla aunq nosotros no seamos capaces de entenderlo a la primera en el trayecto q recorre un tren. De hecho la teoría la construye alguien q dedicó gran parte de su vida a eso, y ya al menos hay q pensar q alguna lógica tendría cuando en su día es muy probable q no estuviera intentando engañar a nadie.
Bueno,q no me enrrollo. Con el tiempo y siempre picado por la curiosidad he ido descubriendo casualidades q me hacen frotar los ojos y q me demuestran q no pueden ser tales casualidades. He ido mirando cada vez más de reojo la teoría de elliot porq no caí en el error de cerrarle la puerta a lo ilógico para mí en un principio y he ido poco a poco desgranando su teoría. El resultado, sorpresa sorpresa es q funciona de una forma muy sorprendente, tanto como q a veces determina precios a largo plazo sobre todo de indices con un margen de error mínimo.
Enternder los movimientos bursátiles y a Elliot lleva muchisimo tiempo, dedicación y esfuerzo, si no cualquiera q cogiera un manual de elliot se haría millonario en un corto periodo de tiempo y eso si q no tendría lógica.
Un saludo y mucho ánimo
Manuel, leo tu comentario ahora, ¡2 años después! pero si no es muy tarde te contesto:
No se cómo funcionará en tu profesión o trabajo pero en ciencia -y concretamente en física- a las teorías SÍ que se les pide que predigan, de hecho es lo único que las mantiene vigentes. Si una sola vez fallan en su predicción, la teoría se tira al cubo de la basura o por lo menos se la mete en un baúl de "mejoras pendientes". La teoría de gravitación de Newton ha estado vigente porque predecía la posición de los astros hasta que hemos sido capaces de medir ésta con mayor precisión y comprobar que en realidad fallaba para Mercurio (muy cerca del Sol). Es la teoría de la Relatividad General la que ahora se considera cierta porque, por ahora, describe todo lo observado y predice todo lo que se va a observar. Si quieres un buen ejemplo de no una sino muchas teorías a las que diariamente se les pide que predigan el futuro, no tienes más que echar un vistazo a la meteorología, conformada por muy distintas suposiciones (teorías) sobre el comportamiento de la atmósfera y que cada día nos ofrece una previsión (en general muy acertada) del tiempo por venir.
Cap, si la teoría de las Ondas de Elliot funciona y tu la estas siguiendo, debes estar forrándote! Te desearía suerte en tus inversiones pero con la teoría de Elliot ¿quién la necesita, no? Perdón por el sarcasmo, no pretende ser una burla de tu persona: hay personas muy respetables creyendo cosas muy inocentes. Yo, personalmente, preferiría que los que creéis en esta teoría trabajaseis por demostrar su funcionamiento antes que apelar a la falta de humildad y escepticismo de los que no la creen.
Muy buenas, no me mal interpretes por lo de falta de humildad, no digo ni mucho menos q no seas humilde. Simplemente pienso que a veces todos caemos en el error de desestimar teorías por pensar q son ilógicas de primeras sin haber estudiado el tema en profundidad. Es algo natural y ya te digo que a mi me pasó lo mismo, q lo veía ilógico por completo y casi me burlaba de la teoría.
No es algo fácil y requiere mucha observación, y por supuesto no es una teoría exacta como puede haberlas en la física, simplemente es una teoría con unas determinadas reglas q ayuda a situarte en la parte del ciclo bursátil para poder tener las probabilidades a tú favor y saber exactamente en que punto estás equivocado para minimizar perdidas y definir objetivos de precios a la hora de salir y obtener beneficios. La bolsa no es una ciencia exacta, es algo muy humano q está muy vivo.
Esto no se aprende en un rato ni se explica en 4 párrafos, de hecho yo sigo aprendiendo y me doy cuenta de fallos q voy intentando corregir. Hay varios libros por ahí, pero sobre todo se aprende por uno mismo encajando piezas con la observación y mucho tiempo y dedicación.
Yo no me estoy forrando ni mucho menos, pero ya llevo más de 3 años después de muchos más viviendo única y exclusivamente de los ingresos q obtengo con la bolsa, no es demasiado, pero es un sueldo suficiente para vivir q es mi objetivo. No solo utilizo Elliot, sino muchas cosas más. Es más, todavía me falta mucho por aprender de Elliot, pero cada vez me ayuda más y me da más seguridad. Los gráficos están ahí y cualquiera q sea un apasionado de la bolsa lo puede aprender con mucha paciencia y sacar sus propias conclusiones y en cierta manera hacer su propia teoría para aplicarla.
Un saludo y en ningún caso pretendía faltar el respeto de nadie, simplemente comentar q yo tampoco creía y ahora voy descubriendo cosas q me hacen creer y seguir estudiando con más profundidad.
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