domingo, 20 de marzo de 2011

Periodismo y desinformación


Hace sólo unas semanas escribía en este blog un artículo a favor de la energía nuclear. Hoy, después de lo sucedido en la central nuclear de Fukushima, en Japón, y en contra de toda la marea de opiniones soliviantadas por las televisiones y los medios de comunicación nacionales e internacionales, debo reafirmarme en todo ello, no sólo porque considero que lo que escribí sigue siendo plenamente cierto, sino porque en los últimos días he tenido que asistir, con verdadera vergüenza ajena, a una alarma nuclear desatada y a todas luces exagerada.

Lo primero que debemos recordar, todos los ciudadanos, en todo momento, es que el periodismo ya no es una herramienta de información, como lo fue en sus comienzos, sino que fundamentalmente es un medio de propaganda y creación colectiva de opinión: en televisión, en los noticiarios concretamente, tendrá cabida todo aquello que prometa espectáculo, que atraiga la atención de los televidentes, sin que el criterio de selección de la primicia lo marque la importancia relativa respecto al resto de noticias. Libia era al empezar el mes de marzo lo más novedoso e interesante de la crónica internacional, era el colofón de toda la serie de revueltas que prometían barrer de sátrapas el Magreb. Durante días, el 60% del tiempo de un telediario lo ocupaba el avance de los rebeldes, la inminente caída de Trípoli y Gaddafi, o los miles de refugiados huyendo del país. Entonces, el 11 de marzo, un tremendo terremoto sacude Japón, al otro lado del mundo, y las cifras de muertos y desaparecidos y, sobre todo, la abundancia de imágenes espectaculares del tsunami posterior en un país plagado de móviles con cámara, eclipsan al desierto libio y a Gadafi durante días, con barcos encallados en lo alto de un tejado o autobuses flotando en las aguas como cascaras de nuez. Y de pronto, otra noticia, todavía más espectacular aunque no tan importante, la destrucción de Fukushima y la amenaza nuclear en sus proximidades (se establece un perímetro de seguridad de 20 km), irrumpe en los primeros minutos de los telediarios y se superpone al propio maremoto que lo causó.

Y ahí tenemos las dos noticias, ambas centradas en Japón, pero de consecuencias muy distintas: por un lado, uno de los terremotos más intensos de los que se tiene registro, seguido de un tsunami que literalmente sepulta bajo agua y escombros decenas de poblaciones costeras con miles de habitantes. Por el otro lado, una central nuclear, de entre las decenas que tiene Japón, que comienza a tener problemas de refrigeración a causa de la devastación causada por el terremoto y en cuyo perímetro aumenta el nivel de radiación hasta cotas que no consideradas perjudiciales para la salud más allá de los 30 km y que, a fecha de hoy, todavía no ha causado una sola muerte. ¿Qué noticia, de estas dos, creen ustedes que saldrá en la portada de los periódicos de la mañana siguiente?, ¿cuál ocupará los diez primeros minutos del telediario de la noche?, ¿la destrucción masiva causada por un terremoto en la que es la tercera potencia económica mundial y que se ha llevado de golpe 15.000 vidas que el mar aún devuelve, al ritmo del oleaje, a sus costas?, ¿o la amenaza de un desastre nuclear que, incluso en el caso –ahora improbable- de consumarse, causaría decenas de muertos y algunos centenares de afectados? Para responder no se les ocurra plantearse qué noticia les parece realmente más relevante. Piensen en cambio como un publicista, o como un director de Hollywood. Piensen solamente qué quedará mejor gráficamente en la portada de su periódico o abriendo el telediario de las 9, ¿una catástrofe consumada sin otro culpable que la naturaleza, o una amenaza que -aún improbable- despierta el temor futurible de una hecatombe con forma de hongo y con un evidente culpable: la energía nuclear? Si no lo tienen claro, es que no han visto muchos telediarios últimamente. Y ahora aprovechemos todo este despliegue mediático, toda esta información sin sentido que confunde a la población, y hagámosle al ciudadano la pregunta del millón: “¿Energía nuclear, sí o no?”, o una pregunta aún más tonta e inoportuna “¿Es peligrosa la energía nuclear?”.

El colmo de este despropósito de los medios, de su colaboración ridícula en el mito y en la desinformación –y su apuesta por el espectáculo-, lo ponía de relieve hace muy poco la presentadora y editora de los telediarios de TVE, Pepa Bueno, cuando pocos días después de que la noticia de Fukushima saltara a los noticiarios de medio mundo, le preguntaba a la directora del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN), Isabel Mellado, en pleno pico de audiencia del telediario de la noche: “Sra. Mellado, la central nuclear de Fukushima es prácticamente idéntica a la central de Garoña en España, ¿cree usted que en Garoña podría ocurrir algo semejante a lo que ha sucedido en la de Japón?” Afortunadamente para el futuro de su carrera profesional, la directora del CSN contuvo la carcajada que bullía en su interior y contestó muy amablemente que, efectivamente, las centrales de Fukushima y de Santa María de Garoña comparten diseño pero no comparten ni el terremoto ni el posterior tsunami, con lo que es “poco probable” que algo similar ocurra próximamente en Garoña, por mucho que se parezca a la central de Fukushima.

Y así, mientras yo contemplaba el telediario, abochornado de vergüenza por vivir en un mundo tan voluble, especulativo y desinformado, el coronel Gaddafi le daba gracias a Alá por el terremoto y el pánico nuclear desatado en Japón y que le había sacado, justo a tiempo, de la primera plana internacional. Como los noticiarios occidentales estaban más pendientes de Japón que de ninguna otra cuestión, cautivando a los votantes de las democracias occidentales con apocalípticas fantasías nucleares, los líderes de esas grandes democracias como Alemania, Inglaterra o Francia perdían el tiempo hablando de la congelación de planes nucleares, del cierre de centrales, de la revisión de la seguridad nuclear… y trataban en cambio más despacio, con menos urgencia, el tema de Libia y de una esperada resolución internacional para crear una zona de exclusión aérea. De esta forma, Gaddafi, en el trascurso de esa semana de pánico nuclear en las antípodas, envía sus tropas al este, hacia Bengasi, para hacer uso de una fuerza que la luces y taquígrafos de la comunidad internacional no le permitían ejercer tan sólo una semana antes. “Con un poco de suerte –debió pensar estos días el coronel, apoltronado en su Jaima - el país entero, y sobre todo el pretroleo del este, volverá a estar bajo mi control antes de que lo de Fukushima pierda fuerza y se vuelva aburrido para los veleidosos ciudadanos de occidente.” Y tiene razón, ¿no creen? Así está ocurriendo ahora: conforme pasan los días, la verdadera relevancia de este último incidente nuclear encuentra su lugar, se lo deja de comparar con Chernóbil (una comparación absurda para quien conozca mínimamente lo que ocurrió en aquella central nuclear soviética) y queda simplemente una huella, una nueva lacra, una letra escarlata que pesará sobre la energía nuclear y los futuros debates que hagamos sobre ella. Porque nunca se abre este debate mientras la energía nuclear proporciona electricidad y bienestar a millones de personas sin contaminar el medioambiente, sólo se enciende cuando un accidente o un posible accidente proyectan su sombra alargada sobre la población. Me pregunto por qué no dejamos todos de volar cuando un avión se estrella, ¿será que entendemos que los beneficios superan los riesgos, o sólo nos han convencido de que es así?.

Y ayer el Consejo de Seguridad de la ONU votó, un mes tarde, pero lo hizo, y hoy, de nuevo, a la vez que nos vamos aburriendo de oír hablar de un desastre nuclear en Japón que no se consuma, resulta más espectacular abrir el telediario con portaviones norteamericanos en las costas de Libia, con cazas europeos cruzando el Mediterráneo cargados con las ojivas de la democracia, cualquiera de las cuales causará los próximos días más muertes que las que traerá nunca cualquier escape de cualquier central nuclear del mundo.

No sé cómo lo verán ustedes pero a mí siempre se me escapa una sonrisa irónica cuando, aproximadamente una vez al mes, los telediarios muestran una lista o una gráfica circular con las mayores preocupaciones de los españoles en orden de importancia. A veces el primer lugar lo ocupa ETA, otras el terrorismo islámico o la huelga de controladores, a veces es el paro, o la economía, pero siempre, siempre, la lista es un fiel reflejo de las noticias que el propio telediario ha publicado durante el mes anterior. ¡Qué sondeo tan absurdo, ¿verdad?!: las mayores preocupaciones de los españoles son, por supuesto, las que encabezan los telediarios y los periódicos en este país. Ellos, los medios “informativos”, crean nuestras preocupaciones, nos cuentan lo que ocurre en el mundo pero, sobre todo, nos dicen qué es preocupante y que no.

Sí, -creo que en realidad el coronel Gaddafi tiene razón- los seres humanos, al menos los de mi tiempo y generación, somos veleidosos, caprichosos, inconstantes. Creemos que tener mucha información supone estar bien informado; vemos y leemos pero no participamos, sólo observamos. Sobrevivimos a diario en junglas de asfalto y en cambio menospreciamos nuestro propio poder, el poder de analizar, de comparar y razonar, el poder de votar, el de elegir a nuestros líderes, el de retirarles la confianza cuando nos fallan o tratan de manipularnos. Tenemos todos tantas cosas en las que pensar cada día, y tan poco tiempo para hacerlo: nuestra familia, nuestro trabajo, nuestros deseos, nuestra hipoteca…, pero también debemos ser conscientes de que formamos parte de algo más grande: cada uno de nosotros ocupa un lugar, pequeño pero sólido, en el conjunto de la humanidad, como los granos de arena que conforman una playa, y si como las olas del mar no empujamos y luchamos, si no opinamos y creamos opinión, todo lo anterior, todo nuestro pequeño mundo de preocupaciones cotidianas, no tendrán más peso ni mayor importancia que el tiempo ridículo que ocupan nuestras vidas en la historia de este planeta.


Desde Japón: http://www.nipobloc.com/2011/03/carta-abierta-los-medios-espanoles.html

Otras opiniones: http://www.desdeelexilio.com/2011/03/18/sayonara/

Otros artículos: http://www.rtve.es/noticias/20110318/chernobil-fukushima-comparaciones-odiosas/417804.shtml


11 comentarios:

Anónimo dijo...

La gente esta preocupada por lo que dicen los telediarios o los telediarios dicen lo que preocupala gente?

Acaso no sera ambas como en un sistema retroalimentado?

Los teledarios son relativamente libres de poner las noticias que quieran. Tienen que escoger aquellas que les dan mas audiencia, esto se traduce en que estan presos de las presiones de la poblacion (Belen Esteban, tu y yo) para escoger que emiten.

Anónimo dijo...

También sería interesante saber qué papel han tenido los expertos y técnicos en toda esta marea informativa o desinformativa, según se mire.

En cualquier caso, como ciudadana no experta, aterra pensar en que un pequeño fallo en la nuclear puede tener importantes consecuencias en la vida y en la salud de personas, no tengo claro si eso merece el bienestar. Bienestar que, por cierto, cada vez hay que "compartir" con más naciones que se suben a este carro desbocado.

En cualquier caso, gracias por compartir tu visión!

Unknown dijo...

Yo, acabo de conocer tu blog. No puedo estar más de acuerdo contigo. Igualmente, tras leerte, me siento menos solo entre este vociferío político-sensacionalista. Y quiero decirte que te expresas de maravilla y me ha encantado cómo resumes la teoría Gaia.

Soy ecologista, aunque con comportamientos casi opuestos a los que se etiquetan así, conozco en bastante profundidad la teoría Gaia e incluso he hablado con Lovelock (congreso Gaia Valencia 2001). Te felicito por cómo expresas la teoría y por que te decidas a publicar este blog.

Te visitaré con frecuencia.
Un saludo.

David Fernández

Will Parker dijo...

Primer anónimo: ¿Qué fue antes?,¿el huevo o la gallina? ;-) Hay ciertas cosas que en mi opinión nunca deberían dejarse a la audiencia: la salud, la educación, la información... Entre todos los medios cuyo único objetivo es ganar audiencia, ¿no puede haber uno comprometido antes que nada con la información?, ¿qué tal la TV pública? Muchas gracias por opinar en mi blog.

Segunda anónima: Antena 3 ha enviado a Japón un equipo de reporteros para hacer un programa, ¿crees que pueden regresar a España y decirle al productor que sencillamente allí no hay nada tan sensacional como lo que les ha pagado el billete? Como intento ilustrar, no es cuestión de expertos sino de qué tiene que ganar o perder el que habla a los medios: los reporteros de Antena 3 no son expertos pero traerán y contarán noticias a su vuelta como si lo fueran, hablando de verdades ocultas, de complots o sabe dios qué inventos de índole sensacionalista que amorticen mediante audiencia la inversión que la cadena televisiva ha hecho en su viaje. Ser un experto no garantiza que seas honesto pero, si no eres si quiera un experto, ¿qué honestidad o verdad se puede esperar de lo que digas? No sé si me explico bien, estoy listo para irme a la cama y he cenado con vino... ;-) Por cierto, debes saber que las centrales nucleares son extremadamente seguras: de las más de 50 que tiene Japón, sólo 2 han tenido problemas después de uno de los seismos más graves que se recuerdan. Se puede y se debe mejorar, pero también te advierto que el efecto de la radiación sobre la biosfera ha sido terriblemente exagerado. En Chernóbil la vida crece y se expande mejor con radiación y sin humanos, que sin radiación y con humanos! Lee si tienes un rato mi publicación anterior: "Energía nuclear". Un saludo y muchas gracias por tu opinión.

David: muchas gracias y bienvenido a mi blog, mi forma de expresar a desconocidos lo que suelo comentar entre amigos. Es agradable conocer a un ecologista atípico, ya que lo normal es lo contrario. Y ya que estás leyendo esto: ¿por qué crees tu que el ecologismo está tan encerrado en sus posiciones actuales?, ¿se ha politizado y eso lo ha estigmatizado, siendo ahora imposible cambiar de "look"?, ¿o es que el ecologismo es simplemente una moda y eso poco o nada tiene que ver con la búsqueda de la verdad?
Tu comentario y tus felicitaciones me animan a seguir escribiendo, muchas gracias.

Unknown dijo...

Bueno, creo que el ecologismo tiene muchos problemas a los que enfrentarse, y uno de ellos es el tema nuclear.
El NO a la nuclear ha dado fundamento e incluso razón de ser al movimiento ecologista casi desde su inicio. Sus tesis se basaban básicamente en lo siguiente:
- Gran peligrosidad de las radiaciones.
- Fomentan la producción de combustible para bombas atómicas.
- Gran riesgo ante desastres naturales o terroristas.
- Pocas reservas mundiales de U235 el fisionable).
- Problema no solucionado de los peligrosos residuos.
- De forma algo "romántica" era una forma de oponerse a las "grandes industrias capitalistas".

Cada una de estas afirmaciones podemos rebatirlas en la actualidad (si quieres lo hacemos) casi igual que se podía hacer hace 40 años, que significa, por un lado que no son tan ciertas (puesto que admiten muchas críticas), ni tampoco se ha avanzado demasiado desde entonces (ya sé que en parte por culpa del "miedo nuclear"). La única novedad reciente es que según muchos estudios científicos, seguir haciendo las cosas como hasta ahora puede ser nefasto para el clima, además de provocar exactamente los mismos problemas que se quieren evitar.
Los ecologistas entienden que no estaban equivocados en sus afirmaciones anti-nuclear (supongo que confirmados tras Fukushima), sólo que las energías fósiles son casi-iguales, con lo que se suman en masa a las energías alternativas, que realmente creen que son una alternativa ( digo creen porque se lo creen).
También manejan el dato de que no es posible incrementar el ritmo de instalación de energía nuclear como para hacer frente a las necesidades energéticas futuras (tampoco piensan si con molinos se puede).

Resumiendo (me he extendido mucho) creo que no hay que pensar que los ecologistas son una especie de iluminados de alguna secta y que ahora no pueden negar la "palabra revelada" que ha dado sentido a sus vidas, sino que entienden que sus afirmaciones eran ciertas y que, el que el petróleo sea "malo" no los va a obligar a abrazar lo que siempre han odiado, sobre todo porque hay una alternativa más limpia y que todo el mundo dice que es maravillosa, que además exportamos, que nos deja empleos y casi nos parece bonita en nuestros campos.

Hace unos meses me leí un libro de Manuel Lozano Leyva "Nucleares ¿Por qué no?" que me encantó.

Acabo de encontrar una entrevista muy interesante que le hacen los internautas.
http://charlas.publico.es/manuel-lozano-leyva-2011-03-22

Un saludo

David

Will Parker dijo...

Muchas gracias por ese extenso y completo comentario, David. He estado ojeando el link que propones (http://charlas.publico.es/manuel-lozano-leyva-2011-03-22)y me parece fantástico cómo este hombre habla, con humildad y sinceridad, del tema nuclear. Me quedo con la reseña al libro "Nucleares ¿Por qué no?", que compraré y leeré próximamente. Quizá si todos los ecologistas hicieran lo mismo... ;-)

Unknown dijo...

Yo, bueno, no he leído todo tu blog, pero me imagino que habrás leído el último de Lovelock, ¿No?
Es deprimente, frustrante, desesperante y no se qué más pensar que para el 2020 ya tendremos 5 grados más. Y que no podemos hacer nada para evitarlo. Yo sigo sin poderlo digerir, y entiendo por eso que no consigo pensar que se pueda equivocar. Tengo un niño, ¿sabes...?
En fin...

Anónimo dijo...

Cosas que no deben dejarse a la audiencia?

La Tv Publica la controla el gobierno, que en ultima instancia esta elegido por la audiencia.

La gente debe de ser libre para escoger lo que ve en la television o lee en los periodicos. Los medios tamien han de ser libres para escoger cuales son sus noticias.

Si el resultado final son medios sensacionalistas y espectadores de Belenes Esteban el problema puede estar en el sistema educativo, en la naturaleza humana, etc.

El problema no puede ser que las televisiones emitan los programas y noticias que la gente desea ver.

La idea no puede ser que existan comites de expertos que decidan cuales son las peliculas de calidad, las noticias imparciales, los concursos inteligentes.

Por supuesto es mas sencillo siempre culpar a los medios por los contenidos que al publico por consumirlos.

Will Parker dijo...

Anónimo dijo: "Si el resultado final son medios sensacionalistas y espectadores de Belenes Esteban el problema puede estar en el sistema educativo, en la naturaleza humana, etc." y además "Por supuesto es mas sencillo siempre culpar a los medios por los contenidos que al publico por consumirlos."

Y Will Parker dice: "Los medios forman parte del sistema educativo (no hay más que ver cuánto tiempo pasan los niños frente al televisor, de qué hablan en el patio del colegio o cuál es la fuente que inspira los juguetes que quieren para Reyes o la ropa que desean ponerse). Actuar sobre ellos, sobre los medios, y regularlos es tan importante -pero más sencillo, tú mismo lo has dicho- como actuar sobre el sistema educativo o incluso -esto si que es difícil y absurdo- sobre la naturaleza humana. En la televisión tiene que haber de todo, medios privados y medios públicos. Los primeros deben elegir su programacón por su propio criterio, lo que no debería eximirles de cumplir un marco regulatorio básico (igual que existe una normativa de seguridad vial que todos, con nuestros coches privados, debemos cumplir). Y en cuanto a los medios públicos, donde coincido contigo en que actualmente son manipulados por el gobierno, sí creo en una comisión de expertos, en personas preparadas, bien formadas, para guiarlos. No siempre coindiré con ellos y su elección pero seguro que estarán más cerca de la programación ideal que la orgía de reality shows del gusto de Belén Estaban. Es curioso que, estando todo el mundo de acuerdo en la bajeza cultural de este tipo de personas, o de programas como Gran Hermano, a la vez confundamos lo que significa garantizar sus derechos -por supuesto- con alentar su multiplicación. Y es que una cosa no tiene que ver con la otra: tú voto y el de Belén Esteban pesan lo mismo en la urnas -y así debe ser, verdad?- pero ¿ querrías una país dirigido por personas como ella?, ¿no?, pues entonces hay que dejar que voten pero, al menos, educarlas para que sepan más sobre el mundo que les rodea y su voto adquiera más significado y conciencia -que no peso- del que tiene actualmente."
Gracias por el debate, gratificante :-)

Anónimo dijo...

Esto me recuerda al uso de los intermintentes en el coche.

Todo el mundo esta de acuerdo en que mucha gente no usa los intermitentes. Sin embargo cuando preguntas en una cena de forma individual a 10 personas todos ellos dicen usarlos y critican a los que no los utilizan.

Will Parker dijo...

Pues tienes un buen dilema por delante, querido Anónimo, porque, una de dos:

- O sueles cenar con mentirosos.

- O has acertado al rodearte de la gente correcta, con lo que es normal que entre ellos la mayoría use el intermitente. No te sorprendas del civismo de tus amigos: son aquellos con los que no cenas los que no usan el intermitente!

En cualquier caso, buena observación, aunque no sea un argumento en sí. Piensa que criticar al que critica por hacer eso, por criticar, es un argumento clásico que permite no rebatir sino sencillamente anular el argumento original, cancelarlo, con lo que la discusión se resuelve en nada, queda en nada, y, claro, eso favorece sólo al que ha sido criticado.

Por favor, si no lo haces ya, usa los intermitentes! No me digas que lo haces, sólo hazlo! :-)